No querer reconocer o admitir ciertos “errores“ viene determinado por una fuerte sensación inconsciente de anticipación a la pérdida. Por lo tanto no querer perder la posición a tener razón ante ciertos hechos que son irrefutables y la posibilidad de no conseguir aquello que se desea desde una construcción mental (creencia) y sin una base fundamentada es ya en si misma la pérdida de poder vivir en paz reconociendo que se puede estar equivocado, por lo tanto la creencia dice: «si mantengo mi postura de tener razón conseguiré que los demás den “su brazo a torcer“ para que finalmente consiga lo que me propongo». En ese momento la creencia tiene aprisionada la conciencia de esa persona.
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