Nuestra lingüística determina nuestros estados internos, ya qué nuestro inconsciente no juzga entre bueno y malo, para el inconsciente son simplemente afirmaciones. Las asume como verdad y hace de ello nuestra realidad: “todo me pasa a mi“, “porque me pasa esto a mi“, “no me gusta mi vida“, mis padres no me quieren“, “no soy suficientemente bueno en…“, “no soy feliz“, “mi pareja me hace infeliz“, etc…
Si cambias la lingüística y eliminas el “soy, yo, mi, me“ en tus afirmaciones, es posible que te sorprendas cómo cambian tus estados internos y la forma de ver y percibir lo que ocurre.
Las frases que llevan implícito el yo y sus derivaciones, son una gran parte de nuestro sufrimiento y de cómo percibimos y vemos la vida. Ya que hay una asociación entre lo que ocurre y el “yo identificado“ a la historia psicológica y dramática de los hechos.
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